UNA LUZ EN LA OSCURIDAD
Han sufrido lo indecible. Sin quererlo, su vida dejó de ser tal para convertirse en una mera interpretación del papel que se le asignaba desde organizaciones perversas presentadas bajo la piel de dulces corderos
NUNCA se debe subestimar el poder de una mente manipuladora, ni mucho menos el de una organización creada, estructurada y dirigida a reprogramar a seres humanos. Nunca se debe pensar que un alto nivel cultural nos protegerá de caer en manos de una secta, pues sus mentores buscan personas emocionalmente frágiles por diferentes circunstancias, o con capacidad de liderazgo para convertirse en nuevos captadores.
Nunca se debe bajar la guardia, porque los principios más firmes pueden ser puestos en duda con unas pocas sesiones de formateo espiritual. Venden paz espiritual, humanidad, amor, vida eterna y salud, pero sólo quieren dinero.
Todo el mundo es susceptible de caer en manos de una secta, porque aunque su apariencia externa sea estrafalaria en la mayoría de los casos, siempre responden a conductas humanas, como la dependencia psicológica de unas personas sobre otras, el ansia de poder y de dinero, el espíritu gregario y la necesidad de afecto y comprensión.
La semana pasada, la asociación Largantza acudió al Parlamento Vasco con el fin de desenmascarar las tapaderas que usan estas organizaciones. Se dieron muchos datos, pero fueron los testimonios allí planteados la mejor prueba de lo dañinas que son estas organizaciones para la sociedad.
Así lo atestigua también Susana, una mujer de Irún cuyo marido cayó en manos de una secta religiosa que le hizo "ver la luz", pero que a la tercera reunión ya le estaba exigiendo el 20% de su nómina. Susana asistió a una sesión e inmediatamente vio dónde se había metido su esposo, se opuso y entonces arrancó un mecanismo dirigido a que fuera ella la que acabara marchándose de casa.
"Como decidas no entrar, te hacen la vida imposible. Me ofrecieron puestos de trabajo y me daban mucho jabón , pero fui a las reuniones y a mí me parecía que decían payasadas. Cuando dije que no entraba, él dijo que lo que ganaba se lo quedaba él, yo estaba en paro. Le decían cómo tenía que actuar para me fuera de casa, y así ellos quedan como buenos. A partir de ahí dicen a los conocidos que si esta se ha separado, que si la han pillado con un tío, que si maltrata a la niña y falsedades de ese tipo", afirma Susana.
Si algo remarca esta mujer, es que el nivel cultural o la clase social no eximen a nadie de poder caer en manos de una secta. Su marido era profesor, y por tanto un objetivo "goloso" por su contacto con muchos jóvenes. Su carácter, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los casos, era autoritario y ambicioso. Daba el perfil perfecto del captador. "Hay quien asume el papel de peón, pero el grupo es inteligente y sabe que le interesa alguien como mi marido. Al poco de ingresar ya era secretario general de Gipuzkoa y luego fue a una urbanización donde captaba a inmigrantes que están un poco a verlas venir", explica Susana sobre una secta que "no admite a parados ni a homosexuales".
En cuanto a los fines de esta y otras organizaciones similares, Susana lo tiene claro, alcanzar el poder por medio del dinero, y canalizarlos a través de una estructura piramidal. "La cabeza pensante está en otro sitio, los de aquí se lo han creído a medias, porque su doctrina dice que hay que ser humanitario, que el dinero no hace la felicidad, y luego son muy peseteros. Mi marido se lo creía y se lo sigue creyendo, pero ahora lo que le mueve es el dinero, y el poder", asegura Susana.
Uno de los momentos más duros que vivió esta mujer llegó cuando su marido trató de involucrar a la hija que tenían en común en el grupo. Susana había asistido a alguna reunión y vio a conocidos del barrio de oscura vida pasada con los que bajo ningún concepto dejaría a su niña. En concreto, hombres asiduos de locales de alterne y con preferencia por las chicas más jóvenes. Su hija asistió a algunas convivencias, y gracias a un psicólogo y a los dibujos que le hizo la niña, se decidió que no volvería bajo ningún concepto a esas reuniones.
Si el caso del marido de Susana es el de un hombre con capacidad de liderazgo, el de la amiga de Óscar es el del peón. Este joven del Goierri ha emprendido una lucha particular, dentro de sus posibilidades, pues son varias las personas que conoce que han caído en manos de las sectas. El hecho de atravesar problemas personales, la fragilidad mental, incluso la ingenuidad, abren la puerta a organizaciones como la que captó a la conocida de Óscar.
"Se metió una amiga de mi mujer que le ofreció a ella la sanación por imposición de manos. Tenía catarro y aceptó, le impuso las manos y notó que le relajaba, pero nada más. Yo me informé, porque este tipo de cosas no me gustan nada, y me puse en contacto con Largantza, y para entonces tenía más familiares que habían ido al centro de San Sebastián. Primero se ofrecen a ir a tu casa a darte energías. Están allí veinte minutos o media hora, hacen un rezo, te ponen la mano en la espalda, y luego te invitan a que vayas a su centro, porque allí sientes más las energías", explica el joven.
El matrimonio decidió visitar el centro, y lo que Óscar vio allí no le gustó nada. Su mujer no tardó mucho más en alejarse de esa organización que aboga por no medicarse para no envenenar el organismo. "Yo no estoy en contra del yoga ni nada de eso, pero me mosquea que te prohiban los medicamentos. Si tu crees que algo te hace bien, te hace bien, es como los medicamentos que no hacen nada, el placebo. Esta gente cree que se cura, pero cuando ya se habla de sustituir los medicamentos entran en un terreno peligroso", señala.
Óscar siente rabia al ver como todas esas personas que conoce han sido engañadas, le parece bien que la gente que tiene problemas se reúna y haga amistades, "como el que va al gimnasio", pero "al final lo que les une este rollo, viven para ello e intentan convencer a todo el mundo". Según este joven guipuzcoano, los miembros de la secta a la que denuncia tratan de subir escalones en una estructura piramidal, y para ello se ofrecen a ir gratis a las casas para imponer las manos y atraer gente a su centro, donde hay una persona las veinticuatro horas del día dispuesta a transmitir sus energías a todo el que pase por allí. "No piden más dinero que el precio del curso de dos horas o tres que hacen, y luego cuando vas al local te dicen que des la voluntad, pero yo me he informado y hay gente mayor que está sola a la que intentan convencer de que les deje la herencia", afirma Óscar. La anécdota que utiliza para describir los comportamientos que ha observado en sus conocidos ilustra a la perfección el grado de penetración en la mente de las personas que tienen estas organizaciones. "Un día salí en coche con esta chica y rezó para que tuviéramos buen viaje, y luego me iba a beber una coca cola y la bendijo porque decía que era veneno", recuerda.
(Fuente: Diario Noticias de Álava. 20.04.08)
Han sufrido lo indecible. Sin quererlo, su vida dejó de ser tal para convertirse en una mera interpretación del papel que se le asignaba desde organizaciones perversas presentadas bajo la piel de dulces corderos
NUNCA se debe subestimar el poder de una mente manipuladora, ni mucho menos el de una organización creada, estructurada y dirigida a reprogramar a seres humanos. Nunca se debe pensar que un alto nivel cultural nos protegerá de caer en manos de una secta, pues sus mentores buscan personas emocionalmente frágiles por diferentes circunstancias, o con capacidad de liderazgo para convertirse en nuevos captadores.
Nunca se debe bajar la guardia, porque los principios más firmes pueden ser puestos en duda con unas pocas sesiones de formateo espiritual. Venden paz espiritual, humanidad, amor, vida eterna y salud, pero sólo quieren dinero.
Todo el mundo es susceptible de caer en manos de una secta, porque aunque su apariencia externa sea estrafalaria en la mayoría de los casos, siempre responden a conductas humanas, como la dependencia psicológica de unas personas sobre otras, el ansia de poder y de dinero, el espíritu gregario y la necesidad de afecto y comprensión.
La semana pasada, la asociación Largantza acudió al Parlamento Vasco con el fin de desenmascarar las tapaderas que usan estas organizaciones. Se dieron muchos datos, pero fueron los testimonios allí planteados la mejor prueba de lo dañinas que son estas organizaciones para la sociedad.
Así lo atestigua también Susana, una mujer de Irún cuyo marido cayó en manos de una secta religiosa que le hizo "ver la luz", pero que a la tercera reunión ya le estaba exigiendo el 20% de su nómina. Susana asistió a una sesión e inmediatamente vio dónde se había metido su esposo, se opuso y entonces arrancó un mecanismo dirigido a que fuera ella la que acabara marchándose de casa.
"Como decidas no entrar, te hacen la vida imposible. Me ofrecieron puestos de trabajo y me daban mucho jabón , pero fui a las reuniones y a mí me parecía que decían payasadas. Cuando dije que no entraba, él dijo que lo que ganaba se lo quedaba él, yo estaba en paro. Le decían cómo tenía que actuar para me fuera de casa, y así ellos quedan como buenos. A partir de ahí dicen a los conocidos que si esta se ha separado, que si la han pillado con un tío, que si maltrata a la niña y falsedades de ese tipo", afirma Susana.
Si algo remarca esta mujer, es que el nivel cultural o la clase social no eximen a nadie de poder caer en manos de una secta. Su marido era profesor, y por tanto un objetivo "goloso" por su contacto con muchos jóvenes. Su carácter, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los casos, era autoritario y ambicioso. Daba el perfil perfecto del captador. "Hay quien asume el papel de peón, pero el grupo es inteligente y sabe que le interesa alguien como mi marido. Al poco de ingresar ya era secretario general de Gipuzkoa y luego fue a una urbanización donde captaba a inmigrantes que están un poco a verlas venir", explica Susana sobre una secta que "no admite a parados ni a homosexuales".
En cuanto a los fines de esta y otras organizaciones similares, Susana lo tiene claro, alcanzar el poder por medio del dinero, y canalizarlos a través de una estructura piramidal. "La cabeza pensante está en otro sitio, los de aquí se lo han creído a medias, porque su doctrina dice que hay que ser humanitario, que el dinero no hace la felicidad, y luego son muy peseteros. Mi marido se lo creía y se lo sigue creyendo, pero ahora lo que le mueve es el dinero, y el poder", asegura Susana.
Uno de los momentos más duros que vivió esta mujer llegó cuando su marido trató de involucrar a la hija que tenían en común en el grupo. Susana había asistido a alguna reunión y vio a conocidos del barrio de oscura vida pasada con los que bajo ningún concepto dejaría a su niña. En concreto, hombres asiduos de locales de alterne y con preferencia por las chicas más jóvenes. Su hija asistió a algunas convivencias, y gracias a un psicólogo y a los dibujos que le hizo la niña, se decidió que no volvería bajo ningún concepto a esas reuniones.
Si el caso del marido de Susana es el de un hombre con capacidad de liderazgo, el de la amiga de Óscar es el del peón. Este joven del Goierri ha emprendido una lucha particular, dentro de sus posibilidades, pues son varias las personas que conoce que han caído en manos de las sectas. El hecho de atravesar problemas personales, la fragilidad mental, incluso la ingenuidad, abren la puerta a organizaciones como la que captó a la conocida de Óscar.
"Se metió una amiga de mi mujer que le ofreció a ella la sanación por imposición de manos. Tenía catarro y aceptó, le impuso las manos y notó que le relajaba, pero nada más. Yo me informé, porque este tipo de cosas no me gustan nada, y me puse en contacto con Largantza, y para entonces tenía más familiares que habían ido al centro de San Sebastián. Primero se ofrecen a ir a tu casa a darte energías. Están allí veinte minutos o media hora, hacen un rezo, te ponen la mano en la espalda, y luego te invitan a que vayas a su centro, porque allí sientes más las energías", explica el joven.
El matrimonio decidió visitar el centro, y lo que Óscar vio allí no le gustó nada. Su mujer no tardó mucho más en alejarse de esa organización que aboga por no medicarse para no envenenar el organismo. "Yo no estoy en contra del yoga ni nada de eso, pero me mosquea que te prohiban los medicamentos. Si tu crees que algo te hace bien, te hace bien, es como los medicamentos que no hacen nada, el placebo. Esta gente cree que se cura, pero cuando ya se habla de sustituir los medicamentos entran en un terreno peligroso", señala.
Óscar siente rabia al ver como todas esas personas que conoce han sido engañadas, le parece bien que la gente que tiene problemas se reúna y haga amistades, "como el que va al gimnasio", pero "al final lo que les une este rollo, viven para ello e intentan convencer a todo el mundo". Según este joven guipuzcoano, los miembros de la secta a la que denuncia tratan de subir escalones en una estructura piramidal, y para ello se ofrecen a ir gratis a las casas para imponer las manos y atraer gente a su centro, donde hay una persona las veinticuatro horas del día dispuesta a transmitir sus energías a todo el que pase por allí. "No piden más dinero que el precio del curso de dos horas o tres que hacen, y luego cuando vas al local te dicen que des la voluntad, pero yo me he informado y hay gente mayor que está sola a la que intentan convencer de que les deje la herencia", afirma Óscar. La anécdota que utiliza para describir los comportamientos que ha observado en sus conocidos ilustra a la perfección el grado de penetración en la mente de las personas que tienen estas organizaciones. "Un día salí en coche con esta chica y rezó para que tuviéramos buen viaje, y luego me iba a beber una coca cola y la bendijo porque decía que era veneno", recuerda.
(Fuente: Diario Noticias de Álava. 20.04.08)
1 comentario:
Quisiera saber si la Organizcion Amalurra tiene estatus de secta ya que se que participa o ha participado en el asunto de las celulas de la abundancia que son una especie de asunto piramidal muy extendido ya por España y que parece ser que entró en Bilbao desde Alsacia. Que se sabe de ello.
Gracias
D.Sanchez
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