La dudosa muerte de una inglesa en la Capital
jueves 17 de julio, 3:00 AM
LONDRES.- Laura Michelle Hill, una rubia enfermera dental inglesa, de 25 años, que falleció en Buenos Aires en octubre, parece haber sido víctima de un crimen y de la aspereza en el diálogo entre las autoridades argentinas y británicas. Al menos esto es lo que se afirmó ayer en la Cámara de los Comunes, donde su muerte fue motivo de un extenso debate promovido por Nigel Waterson, representante del distrito sureño de Eastbourne donde residen los padres de la víctima, Alison y Kevin Hill.
El parlamentario conservador contó cómo Laura, en su primer viaje a América latina, se había mantenido en contacto con su familia desde el día de su llegada a la Argentina, el 19 de agosto, hasta el 14 de septiembre.
Los Hill no sospecharon nada malo hasta que el 2 de octubre un oficial del condado de Sussex les informó, a secas, que Laura había muerto. Sólo al día siguiente un representante del Foreign Office se puso en contacto con ellos para decirles que su hija había fallecido de "un edema pulmonar" y que había sido encontrada sin vida en el banco de una plaza en Buenos Aires. El funcionario les aseguró que las autoridades argentinas no consideraban sospechosa esa muerte.
Tres semanas más tarde, los Hill recibieron una copia de la autopsia realizada en la Argentina. Y el texto no pudo ser más devastador: el cuerpo de la joven mostraba múltiples moretones, una dosis letal de cocaína, un líquido aún no esclarecido en los pulmones e indicios de que había sido abusada sexualmente. El informe describía, además, el lugar donde había encontrado la muerte: el vestíbulo de un departamento.
El Foreign Office les informó que las autoridades argentinas habían removido algunos de los órganos de Laura para realizar análisis toxicológicos, pero que serían devueltos junto con su cuerpo cuando ellos lo requirieran. Eso no sucedió y su ausencia complica la investigación que lleva a cabo el juez del condado de Sussex, Alan Craze.
El parlamentario criticó severamente al consulado británico en Buenos Aires, al que consideró incapaz de entablar un diálogo constructivo con las autoridades locales. Alison Hill, en tanto, acusó a las autoridades argentinas de encubrimiento y al Foreign Office por no exigir un esclarecimiento.
En la sede de la embajada británica en Buenos Aires dijeron que "no es intención del gobierno británico, que asistió a los Hill, pedir intervención en la causa, a menos que las autoridades argentinas lo soliciten".
Por Graciela Iglesias
Para LA NACION
jueves 17 de julio, 3:00 AM
LONDRES.- Laura Michelle Hill, una rubia enfermera dental inglesa, de 25 años, que falleció en Buenos Aires en octubre, parece haber sido víctima de un crimen y de la aspereza en el diálogo entre las autoridades argentinas y británicas. Al menos esto es lo que se afirmó ayer en la Cámara de los Comunes, donde su muerte fue motivo de un extenso debate promovido por Nigel Waterson, representante del distrito sureño de Eastbourne donde residen los padres de la víctima, Alison y Kevin Hill.
El parlamentario conservador contó cómo Laura, en su primer viaje a América latina, se había mantenido en contacto con su familia desde el día de su llegada a la Argentina, el 19 de agosto, hasta el 14 de septiembre.
Los Hill no sospecharon nada malo hasta que el 2 de octubre un oficial del condado de Sussex les informó, a secas, que Laura había muerto. Sólo al día siguiente un representante del Foreign Office se puso en contacto con ellos para decirles que su hija había fallecido de "un edema pulmonar" y que había sido encontrada sin vida en el banco de una plaza en Buenos Aires. El funcionario les aseguró que las autoridades argentinas no consideraban sospechosa esa muerte.
Tres semanas más tarde, los Hill recibieron una copia de la autopsia realizada en la Argentina. Y el texto no pudo ser más devastador: el cuerpo de la joven mostraba múltiples moretones, una dosis letal de cocaína, un líquido aún no esclarecido en los pulmones e indicios de que había sido abusada sexualmente. El informe describía, además, el lugar donde había encontrado la muerte: el vestíbulo de un departamento.
El Foreign Office les informó que las autoridades argentinas habían removido algunos de los órganos de Laura para realizar análisis toxicológicos, pero que serían devueltos junto con su cuerpo cuando ellos lo requirieran. Eso no sucedió y su ausencia complica la investigación que lleva a cabo el juez del condado de Sussex, Alan Craze.
El parlamentario criticó severamente al consulado británico en Buenos Aires, al que consideró incapaz de entablar un diálogo constructivo con las autoridades locales. Alison Hill, en tanto, acusó a las autoridades argentinas de encubrimiento y al Foreign Office por no exigir un esclarecimiento.
En la sede de la embajada británica en Buenos Aires dijeron que "no es intención del gobierno británico, que asistió a los Hill, pedir intervención en la causa, a menos que las autoridades argentinas lo soliciten".
Por Graciela Iglesias
Para LA NACION
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