La
meditación se promociona como una cura para la inestabilidad emocional,
pero, ¿puede ser realmente perjudicial? Es la pregunta que se hacía el
pasado mes de mayo el diario The Independent. Si la meditación es tan poderosa, ¿podría además hacer daño a personas sensibles? Al investigar un asesinato en masa, el Dr. Miguel Farias descubrió que, lejos de traer la paz interior, puede dejar destrozados a sus devotos. Reproducimos a continuación el artículo escrito por el mismo Farias, de gran interés, traducido al español por Javier López Torres.
El caso dramático de partida
Aaron Alexis
estaba buscando algo. Comenzó a asistir a un templo budista en
Washington y aprendió a meditar; esperaba que le aportara sabiduría y
paz. "Quiero ser un monje budista", le dijo una vez a un amigo desde el
templo. Su amigo le aconsejó seguir estudiando, y Alexis lo hizo.
Aprendió Thai y continuó yendo al templo –cantando, meditando. Pero
otras cosas se interpusieron en su camino.
El
16 de septiembre de 2013, Alexis conducía hacia el astillero naval de
Washington. Eran las 8 de la mañana. No mucho antes había trabajado
allí, y el personal de seguridad le dejó pasar. Minutos después, las
cámaras de seguridad lo filmaron sosteniendo una escopeta, y sobre las 9
de la mañana, 12 personas habían muerto. Alexis asesinó al azar,
primero usando su escopeta y, después de quedarse sin municiones, con el
arma que pertenecía a un guardia al que acababa de asesinar. Murió
después de un intercambio de disparos con la policía.
"Sólo
transcurrieron 24 horas hasta que un periodista advirtió que Alexis
había sido budista, ello le llevó a preguntarse: "¿Puede que haya un
aspecto no tan positivo en la meditación?" Los budistas occidentales
reaccionaron de inmediato. Uno escribió: "Este hombre no representa las
enseñanzas del Dharma más que los terroristas del 11 de septiembre
representaban a las enseñanzas del Islam". Otros explicaban que Alexis
había tenido un historial de enfermedades mentales. Sin embargo, algunos
señalaron que la meditación, a pesar de su potencial desestresante y de
auto-desarrollo, puede llevar a uno a sumergirse en los recovecos de la
mente de forma más profunda de lo que cabría desear.
¿Efectos adversos de la meditación?
Sin
la guía de ningún experto, se me ocurrió la idea de que la meditación
podría tener efectos adversos, pero pensaba que esto sería una metáfora
sobre las dificultades que pueden surgir a medida que nos aventuremos en
nosotros mismos. Entonces, un día, escuché un relato de primera mano
que me abrió los ojos.
En
esos momentos, estaba impartiendo un curso sobre psicología de la
espiritualidad, y la mayoría de los estudiantes estaban acabando la
cincuentena y entrando en los sesenta: era una combinación de abogados
jubilados, pastores anglicanos y psiquiatras, y tres o cuatro profesores
de yoga y de meditación –entre los cuales estaba Louise. Ella
era delgada y con casi sesenta años. Estaba tranquila y hablaba sólo
cuando sentía que tenía algo importante que decir. Había enseñado yoga
durante más de 20 años, pero dejó de practicarlo cuando aconteció algo
inesperado que cambió su vida. Ahora había sido elegida para hacer una
presentación sobre su caso como parte de su evaluación en el curso.
Contó
que durante un retiro de meditación –y había asistido a muchos– el
sentido que tenía sobre sí misma había cambiado dramáticamente. Al
principio pensó: "Bueno, tiene que ser parte de la experiencia de la
disolución del ego". Aun así, no pudo evitar sentirse ansiosa. Su
maestra le dijo: "no te preocupes, basta con que sigas meditando y va a
desaparecer". Pero no fue así. No podía volver a su estado habitual. Se
sentía como si algo estuviera desordenando su sentido de la identidad,
el cómo se sentía en su cuerpo, incluso la forma en la que observaba al
mundo y a otras personas. El último día del retiro fue insoportable: su
cuerpo temblaba, lloraba y entró en pánico.
Al
día siguiente, de vuelta en casa, su cuerpo estaba entumecido y no
quería salir de la cama. El marido de Louise la llevó al médico de
cabecera; en cuestión de horas, había sido vista por un psiquiatra; y
estuvo los siguientes 15 años recibiendo un tratamiento para la
depresión psicótica. Ahora, estaba hablando con lucidez acerca de su
enfermedad y de sus posibles orígenes (incluyendo una predisposición
genética). Explicaba que había retomado poco a poco de nuevo el yoga,
pero nunca había vuelto a retiros de meditación. "Tenía que hacer
terapia electroconvulsiva", dijo ella.
Problemas de salud mental
Me
quedé de piedra –y más aún cuando miré en las bases de datos médicas y
psicológicas para investigar los posibles efectos adversos de la
meditación. Un documento escrito en 2001 por un psiquiatra británico
hablaba de una mujer de 25 años de edad que, como Louise, tenía un grave
problema de salud mental después de retiros de meditación. La primera
vez que ingresó en el hospital sus síntomas incluían "desorden de
pensamiento con fuga de ideas", estado de ánimo exaltado y delirios de
grandeza", incluyendo la creencia de que tenía una misión especial en el
mundo... para ofrecer 'amor imperecedero e incondicional' a todo el
mundo. No tenía ninguna perspectiva [crítica]".
Esta
mujer, llamada Miss X, fue diagnosticada con manía. Después de la
medicación de seis semanas, se controlaron sus síntomas. Un psiquiatra
la vio con regularidad durante dos años y empezó la psicoterapia dos
veces por semana. Luego participó en un retiro budista zen y fue
hospitalizada de nuevo. No pudo dormir durante cinco días y mostró una
serie de conductas desenfrenadas: era irritable, sexualmente desinhibida
e inquieta, hacía gestos de oración repetitivos y atacó a un miembro
del personal.
Miré más en la bibliografía. En 1992, David Shapiro,
profesor de la UCLA Irvine, publicó un artículo sobre los efectos de
los retiros de meditación. Después de examinar a 27 personas con
diferentes niveles de experiencia en la meditación, se encontró que el
63 % de ellos había sufrido al menos un efecto negativo y un 7 % efectos
profundamente negativos. Los efectos negativos incluían ansiedad,
pánico, depresión, dolor, confusión y desorientación. Pero tal vez sólo
los menos experimentados lo sintieron –y, ¿no podría ser que varios días
de meditación no abrumaran a los que eran relativamente nuevos en la
práctica? La respuesta fue no.
Cuando
Shapiro dividió el grupo más grande en aquellos con menor y mayor
experiencia, no había diferencias: todos tenían el mismo número de
experiencias adversas. Y un estudio anterior había llegado a una
similar, pero aún más sorprendente conclusión: los que tienen más
experiencia también tuvieron efectos considerablemente más adversos que
los principiantes.
En medio de la pequeña pila de artículos sobre el tema, me encontré con dos de Arnold Lazarus y Albert Ellis,
co-fundadores de la TCC (Terapia Cognitiva Conductual). En 1976,
Lazarus informaba de que algunos de sus mismos pacientes habían sufrido
graves alteraciones después de meditar, y criticó fuertemente la idea de
que "la meditación es para todo el mundo". Y Ellis compartía sus dudas.
Creía que podría ser utilizada como una herramienta terapéutica, pero
no con todo el mundo - y en general, que podría ser utilizada con
moderación como o técnica "pensamiento-distrayente" "relajante".
"Al
igual que los tranquilizantes", escribió, "puede tener efectos tanto
buenos como malos –sobre todo, la consecuencia nociva de alentar a la
gente a desentenderse de algunos de sus problemas principales, y a
abstenerse de realmente poner en tela de juicio y renunciar a sus
convicciones causantes de las alteraciones".
No todo es un camino de rosas
Me
sentí como un arqueólogo desenterrando restos olvidados largo tiempo.
¿Cómo puede haber estado esto completamente ausente en las
investigaciones recientes? Era concebible que los médicos clínicos y los
investigadores simplemente no denunciasen las consecuencias negativas
de la meditación, pero era aún más probable que los propios meditadores
no hablasen de ello: muchos de los que se encuentran con dificultades
durante o después de sus prácticas pueden sentir de que están haciendo
algo mal, o incluso que su angustia forma parte del proceso y que con el
tiempo pasará.
Ese
fue el caso de la señorita X, que finalmente rechazó un tratamiento
continuado, alegando que su manía no era más que una liberación de
energía bloqueada de años de no tratar adecuadamente con sus emociones. Y
hay mucha gente que medita y que piensa como la señorita X que podría
ir y explicar por qué los informes negativos no salen en las
publicaciones –porque los efectos fueron vistos como simples piedras en
el camino hacia la paz o hacia la realización espiritual.
Sin
embargo, un buen número de budistas occidentales son conscientes de que
en la meditación no todo es un camino de rosas; e incluso han dado un
nombre a las dificultades emocionales que surgen –la "noche oscura"–
tomando prestada la expresión acuñada en el siglo 16 místico cristiano San Juan de la Cruz
para describir un estado avanzado en la oración y en la contemplación
caracterizado por una sequedad emocional, en la que el sujeto se siente
abandonado por Dios. Los budistas, en principio, no deberían sentirse
abandonados por Dios, pero un blog budista sobre el tema está plagado de
turbulencias:
"Nueve
años dentro y fuera de períodos de profunda depresión, angustia,
ansiedad y miseria"; "había náuseas que seguían apareciendo, terrible
tristeza, malestar y dolor"; "He tenido una noche oscura muy intensa,
que se prolongó durante nueve meses, incluyendo la miseria, la
desesperación, ataques de pánico ... soledad, alucinaciones auditivas,
paranoia leve, tratando muy mal a amigos y familiares, episodios largos
de nostalgia y pesar, y pensamientos obsesivos (por lo general sobre la
muerte)".
El lado oscuro del Dharma
Willoughby Britton,
neurocientífico y psiquiatra de la Universidad de Brown, actualmente
está tratando de relacionar lo que ella llama "el lado oscuro del
Dharma", un interés que surgió al presenciar cómo dos personas fueron
hospitalizadas después de una práctica intensa de meditación; con su
propia experiencia después de un retiro en el que se sintió un terror
inimaginable. Leyendo la bibliografía budista clásica, se percató de que
tales experiencias se mencionan a menudo como etapas normales dentro de
la meditación.
"Estaba
terriblemente mal informada", admite ahora. Los retiros de meditación
llevan fácilmente a la gente a percibir al mundo de manera diferente: el
sentido del oído se vuelve más agudo; el tiempo se mueve más
lentamente. Pero el cambio más radical que puede ocurrir es en lo que
Britton llama "la narrativa del yo". Trate de hacer esto: céntrese en el
momento presente, en ninguna otra cosa que no sea el momento presente.
Puede que usted sea capaz de hacerlo con facilidad durante un tiempo muy
corto. Sin embargo, si se intenta extender esta "presentidud" a una o
dos horas, y si sigue practicando durante algunos días, entonces el
sentido habitual de uno mismo –el que tiene un pie en el pasado y otro
en el futuro– se derrumba. La práctica puede a algunos hacerles sentirse
bien, pero a otros es como si fueran expelidos alrededor de una montaña
rusa.
Efectuando
entrevistas a numerosas personas, Britton ha descubierto que pueden
darse también otros cuadros desagradables: brazos temblorosos y personas
que manifiestan tics y convulsiones; otras que entran estados de
euforia o de depresión, o dicen no sentir nada en absoluto ya que se
adormecen sus sentidos físicos. Aun así, aunque estén molestas, si estos
síntomas quedasen limitados a un retiro, no habría mucho de qué
preocuparse - pero no es así. A veces persisten, lo cual afecta el
trabajo, al cuidado de los niños y a las relaciones interpersonales.
Pueden convertirse en un problema de salud clínica, que, en promedio,
tienen una duración de más de tres años. Más aún, según dice Britton los
maestros de meditación los conocen - pero los investigadores suelen ser
escépticos; y preguntan por la historia psiquiátrica de los meditadores
que desarrollan la enfermedad mental, como si la meditación en sí misma
no tuviera poco o nada que ver con ello.
Yo
pensaba lo mismo. Pero desde el momento en que me puse a investigar,
seguí encontrando más y más evidencias. Observemos la sección de
correspondencia del sitio web del venerado Deepak Chopra, en
donde los lectores envían sus preguntas y Chopra responde. El 11 de
abril de 2014, un individuo que había estado meditando durante un año –y
al encontrar en ello "verdadera felicidad"– describe haber
experimentado dos veces una profunda sensación emocional que le dejó con
ganas de llorar y chillar, "como algo que estuviese siendo arrebatado
de dentro de mí". La respuesta de Chopra fue optimista: "Es normal y
aceptable. Simplemente quiere decir que hay un profundo trauma emocional
de tu pasado que ya está listo para salir a la superficie y ser sanado.
Después de la meditación le recomiendo que se tome unos minutos y cante
en voz alta”.
"Busque
una canción que le guste y que produzca una resonancia con el tono
emocional de su dolor. Escúchela con un volumen por encima de lo normal
para que pueda sentir realmente el efecto sonoro de la canción y de la
música. Cuando sienta que ha involucrado a sus emociones, comience a
cantar para que su voz traduzca sus sentimientos en sonido. Si lo hace
cada vez que sienta que después de la meditación algún resto de
emociones no hubiera sido eliminado, facilitará el proceso de liberación
y curación”.
Pero,
¿qué pasaría si alguien como Aaron Alexis hubiera enviado un correo
electrónico a Deepak Chopra y recibido una respuesta como esta? El
cantar acompañado de su canción favorita, haciéndolo de forma agradable y
en voz alta, ¿le habría sanado de sus traumas emocionales y conducido a
la sabiduría que buscaba, en lugar de a una matanza? Probablemente no.
Además, existe un peligro real de que lo que estaba sintiendo quién le
escribía a Chopra no fuese ni "normal ni bueno", y que si continuase
meditando sin un profesor experto, podría experimentar trastornos en
lugar de curarse.
Cuando la moral se divorcia de la espiritualidad
A
pesar de su lado oscuro y de las limitaciones de la investigación
científica actual, sigo pensando que la meditación es una técnica con un
potencial real para el cambio personal, si uno es guiado correctamente y
enseñado dentro de un marco ético-espiritual más amplio. Pero yo quería
hablar con alguien que, viniendo desde el oeste, hubiese abrazado la
tradición de la meditación oriental sin negar su lado más oscuro –y
encontré a esa persona en Swami Ambikananda, una mujer
sudafricana que vive en Inglaterra, que hizo los votos religiosos
hindúes y que ahora enseña meditación y yoga en Reading.
Nos
sentamos en el salón de su casa y, cuando le dije que estaba buscando
el lado oscuro potencial de la meditación, me preguntó si yo había oído
hablar de Aarón Alexis. Me dijo: "Hay un nuevo dogma sobre la
meditación: cuando falla, sus limitaciones no son nunca cuestionadas".
"Se nos ha dicho que no se estaban haciendo las cosas bien. Pero tal vez
no son ni la práctica ni las personas los que estén equivocados. La
verdad sobre nuestra condición humana es que no hay una cosa que
funcione para todos. El itinerario espiritual trata del
desenmascaramiento de uno mismo, de ser más auténticamente "yo", y
cualquier camino que nos conduzca hasta ahí será excelente para cada uno
de nosotros. Este camino particular no es necesariamente bueno para
todos nosotros - pero dado que se ha extraído fuera del ambiente
monástico al mundo secular en general, la meditación se vende como
aquello que no sólo nos hará sentir mejor, sino que nos hará mejores
personas – con más éxito, más fuertes, convincentes...".
Entonces,
¿qué opina de los investigadores que afirman que la meditación en sí
misma puede convertir a uno en una persona mejor y más compasiva? "No,
no, no", remarcó. "La meditación debe ser incorporada en su contexto;
hay pautas morales y emocionales que se deben seguir". ¿En serio? ¿No es
el objetivo global de la meditación el hacerte una persona iluminada y
profundamente moral; moral en el sentido de altruista y compasiva?
"La
moral puede estar divorciada de la espiritualidad. Mi ego puede
disolverse mientras medito. Pero cuando me levanto, se reconstruye. Se
puede meditar 22 horas al día, pero en esas dos horas que te quedan,
eres un ser humano que vive en la materia, y a este aspecto de la
realidad [tocó el suelo] no le importa demasiado si estás iluminado o
no".
Después
de nuestra conversación, Ambikananda me acercó en coche a la estación.
Le di las gracias por su tiempo y le pregunté de nuevo sobre Alexis.
¿Piensa que su matanza tuvo algo que ver con la meditación? "No lo sé.
No niego que tenía graves problemas de salud mental; pero la meditación,
probablemente no le ayudó tampoco. La meditación es sobre mirar hacia
el abismo interior. No fue creada para hacerle a usted o a mi feliz,
sino para ayudar a combatir las ilusiones que tenemos y averiguar lo que
realmente somos".
Sobre el autor y su obra
El doctor Miguel Farias, junto con Catherine Wikholm, acaba de publicar el libro The Buddha Pill: Can Meditation Change You?
(La píldora de Buda: ¿Puede cambiarle la meditación?) en Watkins. De
encuentra actualmente como el libro más vendido en las listas de ventas
de Amazon en el aparatado de Psicología y Psicoterapia.
El
Dr. Miguel Farias ha sido pionero en la investigación cerebral del
dolor, de los efectos paliativos de la espiritualidad y de los
beneficios y daños psicológicos del yoga y la meditación en los presos.
Fue educado en Macao, Lisboa y Oxford. Después de su doctorado, fue
investigador en el Centro de Oxford para las Ciencias de la Mente y
profesor en el Departamento de Psicología Experimental de la Universidad
de Oxford. Actualmente dirige el grupo de Cerebro, Creencias y
Comportamiento en el Centro de Investigación en Psicología,
Comportamiento y Rendimiento de la Universidad de Coventry. Sus
investigaciones han aparecido en la BBC, en el New Scientist y en el National Geographic
Catalina
Wikholm enseña Filosofía y Teología en la Universidad de Oxford después
de haber obtenido un Máster en Psicología Forense. Su fuerte interés en
los cambios personales y en la rehabilitación de los presos la llevó a
ser empleada por el Servicio de Prisiones, donde trabajó con jóvenes
delincuentes. Desde entonces, ha estado trabajando en el Servicio
Nacional de Salud Mental y en la actualidad está en el último año de un
doctorado profesional en Psicología Clínica en la Universidad de Surrey.
Miguel y Catherine trabajaron juntos en una innovadora investigación de
los efectos psicológicos del yoga y de la meditación en presos.
Fuente: Boletín RIES Nero. 377 - 06.07.15
1 comentario:
Aquí tenéis más información sobre el tema: http://www.maribelium.com/articulos/espiritualidad/puede-producir-la-meditacion-efectos-adversos.html
Saludos,
Maribel Rodríguez
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