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martes, 13 de octubre de 2015

La Nueva Era ¿también dentro de la Iglesia?

Muchos cristianos, fascinados con novelas como las de P. Coelho, o los libros de Bryan Weiss han comenzado, sin pretenderlo, a cambiar aspectos fundamentales de la fe.

Miguel Pastorino 8 octubre, 2015

La “New Age” (Nueva Era) no es una secta, no, ni una religión. Es, más bien, una vaga, dilatada e imprecisa corriente sociocultural, en que confluyen, acríticamente y sin ánimo de concierto, una caterva de ingredientes provenientes de las más diversas fuentes: religiones tradicionales, magia, terapias alternativas, gnosticismo, ocultismo, psicología transpersonal, espiritismo, física cuántica, ecología, meditación, yoga, ovnis, pensamiento positivo, teosofía, místicos y maestros espirituales de todas las tradiciones religiosas.

Es frente a este panorama que el ecléctico consumidor de la Nueva Era, ávido de experiencias espirituales, alérgico a toda manifestación espiritual que implique vínculos o compromisos institucionales, adopta y escoge los elementos que mejor se avengan con sus deseos o búsquedas personales.

Dilatada y cambiante, sin fundadores concretos y visibles, sin expresiones sociales y programáticas orgánicas, la Nueva Era evoluciona calladamente, propagándose en la intimidad y multiplicación de cursos, artículos ocasionales, revistas, libros, talleres, seminarios, gurús, conferencistas y a través de un extendido tejido de grupos pseudorreligiosos y sectas. Sus ideas y prácticas, su literatura y “espiritualidad” van penetrando también los poros de las grandes religiones e iglesias históricas.

Una espiritualidad de mercado


En esta corriente cada cual se siente libre de incorporar a su personal credo aquellas vivencias, prácticas y ofertas que considere convenientes, ya sin instituciones ni mediaciones que se interpongan en el camino. La “New Age” no acepta ninguna verdad que esté fuera del ámbito de la propia experiencia subjetiva. Una libertad que deriva en el dogmatismo de la pura subjetividad: “lo que a mí me gusta, lo que yo siento… porque a mí me gusta, porque yo lo siento así”. Mera intimidad de sensaciones placenteras. Una “espiritualidad” que no sólo no une, sino que nos aleja cada vez más a unos de otros, que nos va encerrando a cada cual en un recóndito y esotérico ego, donde ya no hay lugar para el “molesto prójimo”. Una espiritualidad acorde a la mentalidad consumista donde no queda tiempo para mirar al otro, tan solo satisfacer la propia necesidad y pensar solo “en positivo”.

La lógica instrumental de la tecnoeconomía ha ido por su parte colonizando la cultura, convirtiendo todo en mero producto de consumo. También “lo divino” es volcado al mercado en útiles envases descartables. Los urgidos clientes, deseosos de refrescantes dosis para el alma, van abrazando sucesivamente una y otra técnica espiritual, o varias a la vez, con la mente y el bolsillo fijos en su eficacia.

La Era de Acuario y la tradición gnóstico-esotérica

El mismo nombre, “New Age” remite a una concepción astrológica de la historia. El tiempo presente es el del pasaje de la era de Piscis –que correspondería a la era cristiana-, a la era de Acuario –que corresponde a la Nueva Era-. Con la llegada astrológica de Acuario nacerá una nueva humanidad, un nuevo orden mundial, una nueva forma de vivir y comprender la religiosidad, una era de paz, abundancia y armonía…, una Nueva Era donde las religiones clásicas, y sobre todo el cristianismo alcanzarían su fin, y un nuevo paradigma emerge, listo para revelarnos sus secretos.

El “gran secreto” de los movimientos gnósticos, siempre reservados a una élite, ahora se vende en el “mercado religioso”. Mediante una iniciación progresiva en un cierto conocimiento, se alcanza la verdad escondida: “somos la divinidad”. La conciencia del “Yo Soy”, es la conciencia de la propia divinidad. Es la conciencia panteísta, y por esta vía espiritual Dios no es ya una persona, sino que se trata de una energía impersonal que todo lo invade y del cual somos parte, con la vaga expresión de “somos energía”.

Esta concepción se alimenta de la milenaria tradición esotérica, la cual canoniza a toda una serie de personajes de dudosa reputación y grandes maestros del ocultismo occidental, junto a magos, alquimistas, rosacruces y teósofos. Círculos herméticos, logias esotéricas y sociedades ocultistas caminaron siempre por carriles paralelos a los de las religiones tradicionales buscando secretos ocultos y una filosofía perenne. Pero la Nueva Era hace del esoterismo algo exotérico, es decir, público. Por ello la difusión de tanta literatura sobre ángeles, cábala, alquimia, libros apócrifos, y la fascinación por la brujería y las religiones precristianas (celtas, egipcios, asirios, indígenas, etc).

Siguiendo a sus precursores teósofos, la Nueva Era ha puesto también el énfasis en las religiones transpersonalistas (que llamamos orientales) como el budismo y el hinduismo, de las que la Nueva Era toma los elementos que más le interesa, descontextualizándolos de su cosmovisión original.

No quieren saber nada con la ascesis, ni con el sacrificio, solo crear una religiosidad para hombres y mujeres de éxito, donde no hay fracasos, ni debilidad, ni error. Toman de las religiones de oriente solo lo que les conviene.

Magia y ocultismo con fachada científica

La cosmovisión de la Nueva Era pretende ser holística, integradora y lograr la fusión entre religiones y ciencia. Procura emplear un lenguaje pseudocientífico y se afana en presentar temas espirituales con un ropaje científico y viceversa. Esto explica la promoción de todo tipo de terapias alternativas y de pseudoterapias, tal es el caso, por dar un ejemplo, de la “Terapia de vidas pasadas”. Supuestos psicólogos enseñan técnicas hipnóticas para regresar a supuestas vidas anteriores. Y así encontramos toda clase de fetichistas, astrólogos, videntes y brujos cobijados bajo nebulosos títulos como el de “parapsicólogo” o “terapeuta”.

En el fondo está el viejo anhelo de la magia y de la ciencia: tener técnicas que logren manipularlo todo para propio beneficio, y para sostener sus postulados como “científicos” recurren a la psicología de James y Jung, a la física cuántica de F. Capra, y a algunos escritos de Lessing, Theilard de Chardin, Maslow, A. Huxley y muchos otros.

No olvidemos que la religión (cualquiera que sea) religa al hombre, lo pone en relación, y de ahí se desprende una ética hacia el otro y hacia el medio en el que vive, en cambio la magia es meramente instrumental, funcionalista y desinteresada del bien común.

De la meditación a la locura…

Aunque algunas de las nuevas terapias “complementarias” puedan contener elementos valiosos, es necesario decir que, en el contexto en que son presentadas y vividas por la “New Age”, la mayoría de ellas han deparado graves lesiones psicológicas y secuelas espirituales en muchos de sus practicantes. Baste mencionar que los viajes astrales, la invocación de maestros ascendidos, las meditaciones de hiperventilación y expansión de la conciencia, las regresiones hipnóticas y la casi totalidad de los métodos de control mental han generado delirios místicos, o de influencia, desdoblamientos de personalidad, y otros diversos estados psicopatológicos.

El especialista J. M. Baamonde hablando de las inducciones a estados de trance escribe: “Estas similitudes, también, indicarían la inconveniencia de fomentar estos estados alterados de conciencia, por el riesgo implícito de generar serias perturbaciones psíquicas a raíz de personificaciones y automatismos inconscientes que, en ciertos casos, asumirán el carácter de delirios sistematizados… Una de las consecuencias más habituales es la generación de brotes esquizofrénicos de diversa intensidad, en asistentes a estos cultos que cuenten con una subestructura psicótica”.

Nuevas sectas para la Nueva Era

A partir de los ochenta en los EE.UU., y de los noventa en el resto del mundo, las sectas de mayor crecimiento –que son precisamente las que enarbolan la bandera de la Nueva Era-, vienen prometiendo y ofreciendo toda suerte de bienestar por medio de estas técnicas “espirituales”, técnicas muy costosas para el bolsillo, y peligrosas para la salud. Muchos de estos grupos se presentan, no como lo que realmente son, sino como institutos terapéuticos o centros holísticos, donde el lenguaje pseudocientífico y las estrategias de marketing son una simple fachada, bajo la cual se esconde una verdadera secta destructiva o simple charlatanería.

¿Católicos en la Nueva Era?


El principal desafío para las Iglesias hoy, es la penetración de la Nueva Era en su propia pastoral. En muchos retiros la Palabra de Dios es progresivamente dejada de lado. En su lugar se proponen técnicas psicológicas, meditativas y esotéricas. En varias iglesias se ofrecen cursos de Rei Ki y de Yoga muy poco purificados de sus contenidos orientales (karma, reencarnación, “chakras”, etc.). El Eneagrama es otra de estas técnicas promovidas, la cual se habría originado en el misticismo sufí… pulida, reinterpretada y difundida por iniciados en el esoterismo como Claudio Naranjo y Óscar Ichazo, seguidores del ocultista Gurdjief.

Muchos cristianos, fascinados con novelas como las de P. Coelho, o los libros de Bryan Weiss comenzaron, sin pretenderlo, a cambiar aspectos fundamentales de la fe.

Al respecto cobran especial interés las palabras dirigidas por el Papa Juan Pablo II, al tercer grupo de obispos norteamericanos , en la visita ad limina apostolurum del 18 de mayo de 1993:

“Mientras sigue avanzando la secularización de muchos aspectos de la vida, hay una nueva demanda de espiritualidad, como lo muestra la aparición de muchos movimientos religiosos y terapéuticos, que pretenden dar una respuesta a la crisis de los valores de la sociedad occidental. Esta inquietud del homo religiosus produce algunos resultados positivos y constructivos, como la búsqueda de un nuevo significado de la vida, una nueva sensibilidad ecológica y el deseo de ir más allá de una religiosidad fría y racionalista. Por otra parte, este despertar religioso trae consigo algunos elementos muy ambiguos, incompatibles con la fe cristiana.

…Las ideas de la New Age a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes, que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe cristiana.

En su perspectiva sincretista e inmanente, estos movimientos pararreligiosos prestan poca atención a la Revelación, más bien, intentan llegar a Dios a través del conocimiento y la experiencia, basados en elementos que toman prestados de la espiritualidad oriental y de técnicas psicológicas. Tienden a relativizar la doctrina religiosa a favor de una vaga visión del mundo, que se expresa mediante un sistema de mitos y símbolos revestidos de un lenguaje religioso. Además proponen a menudo una concepción panteísta de Dios, incompatible con la Sagrada Escritura y la tradición cristiana. Reemplazando la responsabilidad personal de nuestras acciones frente a Dios con un sentido del deber frente al cosmos, tergiversando así el verdadero concepto de pecado y la necesidad de la salvación por medio de Cristo”.

La actualidad de las palabras del Apóstol:

“Estén atentos, no sea que alguien los seduzca por medio de filosofías o de estériles especulaciones fundadas en tradiciones humanas o en poderes cósmicos, pero no en Cristo. Porque es en Cristo hecho hombre en quien habita la plenitud de la divinidad, y en él, que es cabeza de todo dominio y potestad, ustedes han obtenido la plenitud… Que nadie los prive del premio presumiendo de humildad o de dar culto a los ángeles; es gente que se enorgullece de lo que cree haber visto, que se vanagloria de pensamientos mundanos y que no se mantiene unida a Cristo…” (Colosenses 2, 9-10.18-19)

“Predica a tiempo y a destiempo, corrige, reprende y exhorta, hazlo con mucha paciencia y conforme a la enseñanza. Porque vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados por sus propios deseos, se rodearán de multitud de maestros que les dirán palabras halagadoras, apartarán los oídos de la verdad y los desviarán hacia las fábulas. Tú sin embargo, procura ser siempre prudente, soporta el sufrimiento, predica el evangelio y dedícate plenamente a tu ministerio”. (2 Tim 4,2-5)

PARA PROFUNDIZAR

Jesucristo portador del agua viva. Una reflexión cristiana sobre la Nueva Era. Pontificio Consejo para la Cultura y Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
Fuente: Aleteia

2 comentarios:

Unknown dijo...

Este comentario no hace más que encasillar y poner etiquetas a la espiritualidad. El propio hecho de llamarle -espiritualidad-, es una etiqueta. Lo mismo sucede cuando hablamos de nueva Era y de todo lo demás.
Creo que este post carece de comprensión, dado que intenta discernir y analizar a esta supuesta "nueva era" o movimiento "socio-cultural", como aquí se lo define, utilizando los viejos paradigmas y estructuras que han gobernado al hombre y a la humanidad durante todo este tiempo y que, por su puesto, ya no se sostienen en estos tiempos. Pertenecen al pasado y es parte de lo viejo; de una mentalidad anticuada, egocéntrica y miedosa, que se basa en la crítica destructiva, las comparaciónes, la competencia, la individualidad, el pesimismo, el juzgar.... y yo me pregunto, ¿juzgar? ¿Desde que posición?
Al margen, hay quienes transitamos estos tiempos en la tierra, junto a nuestra humanidad y que hemos comprendido que nuestro camino (el camino del hombre) es otro; muy distinto del que venimos transitando ya que hasta aquí, no hemos llegado a ningún lugar y que definitivamente, la humanidad ha perdido el sendero hace mucho tiempo. Casualmente, toda esa oscuridad a la que se encuentra sometido el ser humano es producto de la mentalidad mencionada anteriormente; producto de su propia mente egoica que aún continúa siendo gobernada por las viejas estructuras y los viejos paradigmas de antaño, que han llevado al hombre por el camino de la individualidad y de la autodestrucción de su especie, en conjunto con las demás especies pertenecientes a los reinos mineral, vegetal y animal. En sintesis, el hombre, con su magna tecnología y su avanzada ciencia, más, sus guerras, su codicia, su ambición y su locura están destruyendo absolutamente todo, hasta su propio hábitat. Estas no son fantasías, son realidades comprobables a cada momento. En todo caso si existe un movimiento o una tendencia, pero se trata de la mismísima tendencia de gran parte de la humanidad que a despertado y que ha renunciando a un anticuado modo de vivir; desarrollado y propulsado por el propio hombre, desde el comienzo de la civilización. Entendimos que existen otras formas de vivir y de desarrollarnos, mucho más sanas y más auténticas. No se tratan de nuevos Dogmas ni de nuevas Doctrinas, como aquí lo mencionan. Se trata de la propia experiencia del corazón y del amor que todos los seres humanos somos capaces de dar, simplemente despertando. El Amor es energía universal; el amor integra, no separa, no divide. Lejos están las aquí mencionadas religiones que precisamente dividen a la humanidad. Las religiones también son parte de aquel pasado, falto de comprensión verdadera. Entonces, La Fuerza del Amor es sinónimo de Luz y por este motivo se habla de una nueva era; la cual va más allá de un movimiento organizado culturalmente.
La verdad siempre encuentra forma de salír a la luz y parece que finalmente llegó el momento. Quién encuentre amor en sus corazónes, encontrará la verdad. Sin dogmas, sin maestros, sin religiones, o mejor dicho, mediante una sola religión que es el amor universal.

Unknown dijo...

Las diversas actividades y el consumo masivo en torno a esto, es para quienes aun se manejan en los parámetros de un sistema que fue montado en torno al comercio, al consumo masivo y a lo superficial, un sistema ya cáduco para quienes hemos tomado un este nuevo sendero del despertar. Aunque esto es, o puede ser también, algo positivo, ya que podría convertirse en la llave maestra para que muchos logren abrir esa puerta que parece estar cerrada y que finalmente puedan despertar, salír hacia la luz. Entonces pueden vincularse y ducharse mediante ciertos ejercicios, actividades y/o demás "productos" que el sistema ofrece, pudiendo resultarles productivo y ayudarles realmente, conduciéndoles hacia un nuevo camino. Por su puesto habrá quienes se beneficiaran y lucrarán con ello0; después de todo, el comercio y el consumo son los grandes motores de este sistema y de este mundo actual.
Aunque pronto se terminará y la gente cada vez será menos consumista, incluso de "cosas espirituales" que serán suprmídas cuando las personas comiénzen a sentir verdadero Amor en sus corazones.

No hay nada que temer, el temor es parte del pasado. El Amor lo puede todo, es mas fuerte y pronto será invencible. Cuando todos juntos vibremos en la misma frecuencia de amor, la frecuencia más alta de vibración que existe en el universo, allí todas las dudas, las inquietudes, las criticas, los enjuciamientos y todo aquello quedará atrás para finalmente realizarnos como verdaderos hermanos del corazón. Todos somos uno, todos somos amor infinito. Solo tenemos que recordarlo, recordar a Dios. Recordar esa divinidad intrínseca que somos y expresarla. Cuando esto suceda se acabaran las etiquetas, las deducciones a cerca de -una nueva era- o -una espiritualidad- con todos sus fraudes, diversas opiniones y críticas al respecto.

El amor no puede encasillarse. El amor es la causa de este movimiento, el amor es la Nueva Era o la Espiritualidad que se menciona, pero sin etiquetas. Se borran todas las palabras y se escribe en su reemplazo una sola y que lo abarca todo: AMOR.

Quien comprende esto, comprende la verdad. No hay Ovnis, no hay nada. Ni magia, ni esoterismo, ocultismo ni nada de eso. No hay religiones, no hay escrituras, ni sectas, ni nada. Solo hay una verdad y esa verdad nos abarca a todos por igual y en nuestra integridad, porque esa verdad es nuestra esencia más pura; es nuestro ser, nuestra conciencia y esa verdad se llama AMOR.

El AMOR es DIOS.

Quien tiene oidos para oir, oiga.

Conocereis la verdad, y la verdad os hará libres.

¡Bendiciones a todos los hermanos del Planeta!

TRABAJO CIENTÍFICO DEL DR. GUILLÉN TAMAYO - PERÚ

"Con valiente pluma y decidido entusiasmo difusor cuanto que científico, el médico Héctor Guillén Tamayo aborda el tema de las sectas a las que sindica como un asunto –mejor dicho problema- no exclusivamente religioso.

Hay pandillas que actúan como lo hacen las más vulgares y criminales mafias del mundo: se hacen de propiedades por métodos innobles, idiotizan poblaciones completas, enajenan patrimonio en nombre de creencias todas plenas en superchería y, lo que es más terrible, envilecen cerebros juveniles, les convierten en mercenarios contra sus padres o parientes, patria o tradiciones y no hesitan en ingresar a la política vía la educación (¿cuántas universidades reconocen los fondos de las sectas?) sino que son compañeros de ruta de cuanta privatización exista mientras, eso hay que decirlo, aquello convenga a los protervos fines que persiguen de dominación ideológica y doctrinaria.

Guillén ha hecho de esta prédica que desenmascara a los facinerosos de estas taifas, un apostolado misionero. Le acompañamos en su trayecto y deviene tarea ineludible hacer de conocimiento del culto e interesado público de este magnífico estudio. Leamos. (hmr)."

Sectas, un problema no sólo religioso (para leer directamente y bajar - Power Point)

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